Hablar de la guerra con menores procedentes de Ucrania
Los conflictos bélicos tienen un importante impacto en todas las personas que se ven inmersos en ellos, no solo por la pérdida de miles de vidas y la destrucción material de las ciudades donde viven, sino también por el profundo cambio en su realidad cotidiana.
En un momento en que España está recibiendo a miles de niños y niñas y adolescentes refugiados de Ucraina, más de 7.100 niños según Ministerio de Educación, el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid ha publicado una guía para ayudar a reducir el impacto psicológico de la guerra en niños y adolescentes. Se trata de una guía con estrategias y pautas dirigidas a profesionales y personas voluntarias que trabajan en la acogida de estos menores y para familias de acogida.
Que los niños y niñas reciban un mayor impacto por la guerra no es casual. La infancia y adolescencia es una etapa vital para el desarrollo como personas, y futuros adultos, en la que creamos nuestro sistema de creencias sobre el mundo. La guerra irrumpe en ese momento con grandes dosis de incertidumbre y miedo, rompe las rutinas de estos niños (escolarización, relación con iguales) e impidiendo ese contexto de seguridad tan necesario para su buen desarrollo.
Los niños y adolescentes que están viviendo un conflicto bélico necesitan tener información sobre qué es una guerra y qué está ocurriendo, porqué así podrán tener una mejor respuesta de afrontamiento a la situación, comprender y seguir instrucciones (especialmente aquellas que tienen que ver con su seguridad), así como exteriorizar sus sentimientos y miedos.
Para hablar con los menores sobre la guerra, es importante que las personas adultas mostremos tranquilidad y el mayor grado de control posible sobre nuestro propio malestar emocional, pero sin perder la calidez y cercanía con ellos. Debemos preguntarles primero qué saben sobre lo que está pasando, y también qué quieren saber, y adaptar nuestra respuesta en función de su edad, dándoles información clara y concisa.
En el caso de los niños más pequeños, hasta los 3 años aproximadamente, debemos dar mensajes concretos, sencillos, acompañados de ejemplos, y transmitiendo afecto y seguridad. A medida que son más mayores, necesitan también instrucciones claras para realizar comportamientos de protección y pautas de seguridad de forma automatizada en caso de riesgo. Una herramienta muy útil en estas edades para explicarles qué está ocurriendo son los cuentos.
Los adolescentes ya pueden asumir la información sobre qué sucede, siempre respetando hasta dónde quieren saber, y se les puede incluir en la búsqueda de soluciones a problemas concretos.
En todos los casos es muy importante crear espacios para que puedan compartir con las personas adultas sus miedos y sus sentimientos, mostrarnos disponibles para resolver futuras dudas o preocupaciones. Así, transmitirles mensajes tranquilizadores, valorar sus esfuerzos y alabar sus logros, por pequeños que sean, y dar valor a que nos comuniquen sus emociones y preocupaciones, ayudarán a crear ese contexto de protección y de seguridad emocional tan necesario en la infancia y adolescencia.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
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