«Escribir en mi diario fue mi refugio»
A los 16 años, la anorexia se cruzó en mi camino. Estaba cursando primero de bachillerato, cuando en mi interior empezaron a crecer muchos miedos y obsesiones respecto a la alimentación, a mi peso, a mi cuerpo, etc. El principal miedo que surgió en mi interior fue la creencia de «no puedo comer».
Mi vida empezó a girar en torno a perder peso; a evitar a toda costa comer, ya que era mi mayor miedo. Poco a poco, se fue apagando mi energía interior, mi motivación por vivir. Los miedos y el dolor iban cogiendo más fuerza y protagonismo en mi vida.
Cuando mi situación se volvió un poco más crítica, en junio 2014, me hospitalizaron en el centro de salud mental de día para niños, niñas y jóvenes de Manresa, mi ciudad natal. Estar en un centro de salud mental fue una experiencia muy impactante en mi vida. En uno de esos días de verano, viví el ataque de ansiedad más duro de todo mi proceso de anorexia. Y fue ese día, cuando decidí escribir en una libreta todo lo que sentía. Necesitaba soltar todas mis emociones y pensamientos tóxicos que me atormentaban.
A partir de entonces, empecé a escribir cada día mis vivencias, mis pensamientos, mis emociones más íntimas. Y eso me ayudaba a ver mi situación con un poco más de claridad. Transformar y materializar esa voz interna de mi trastorno en palabras me ayudó a no identificarme con esos pensamientos intrusivos y me permitió conectar conmigo misma. Escribir era mi momento, mi espacio seguro, donde podía soltar todo lo que vivía, sin crítica ni juicio. Solo lo hacía por y para mí misma.
Decidí escribir en una libreta todo lo que sentía. Necesitaba soltar todas mis emociones y los pensamientos tóxicos que me atormentaban.
A finales de ese verano, me dieron el alta en el centro de día y pude seguir con mis estudios e iniciar segundo de bachillerato. Pero yo no estaba del todo bien. Dejé de escribir y, mentalmente, no me había recuperado.
Desde 2015 hasta principios de 2022, tuve algunas recaídas y no quería hablar de mi trastorno alimentario. Me avergonzaba de esa etapa ingresada en el centro de día. Hasta que, en 2022, decidí volver a terapia para poder sanar y recuperarme totalmente de mi TCA. Y también, volví a escribir de nuevo en mi diario.
A finales de 2023, después de un proceso de terapia donde reconecté con el dolor de esa etapa, pero a la vez me permitió entender mi trastorno desde otro lugar, me recuperé totalmente. Ahora, diez años después, he transcrito ese diario que escribí en los días que estuve hospitalizada, añadiendo mis reflexiones actuales, para compartir en formato libro mis aprendizajes durante este proceso.
Quiero compartir lo que significa vivir con un TCA. Romper estigmas sobre la salud mental, sensibilizar, crear conciencia y dar esperanza de que la recuperación es posible.
Quiero proporcionar una perspectiva real de lo que significa vivir con un TCA. Romper estigmas sobre la salud mental, sensibilizar, crear conciencia y dar esperanza de que la recuperación es posible. Deseo que estas letras puedan inspirar y acompañar a personas que buscan comprensión y apoyo en sus propios procesos.
Puedo compartir, desde mi experiencia, que escribir nuestro día a día puede ayudarnos a procesar miedos, emociones, incertidumbre, sufrimiento... Es una herramienta poderosa para cuidar nuestra salud mental, ya que nos ayuda a descubrirnos, entendernos mejor y sanar, en un espacio seguro y personal.
Teléfono de la Esperanza 93 414 48 48
Si sufres de soledad o pasas por un momento dífícil, llámanos.
Para Anna Ruiz Ayala la escritura ha sido imprescindible en su proceso de recuperación de una anorexia nerviosa, que desarrolló cuando tenía 16 años. En sus idas y venidas al hospital, en un trayecto con recaídas y momentos realmente complicados, escribir sus emociones en las páginas de su diario le ayudaron a volver a conectar con ella misma.
Ahora, ha decidido convertir su diario más íntimo en el libro No puedo comer, para compartir la realidad de un trastorno alimentario, pero también la esperanza de que la recuperación no solo es posible, sino que es el camino. «Escribir es una herramienta poderosa para cuidar nuestra salud mental», asegura esta mujer valiente, que anima a todas aquellas personas que estén pasando por la misma situación a buscar este espacio seguro y personal.