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En el ámbito escolar ¿cómo debe abordarse la pregunta sobre ideaciones suicidas en niños y niñas a partir de 10 años? ¿Podéis darnos ejemplos prácticos?

Francisco Villar Cabeza
Dr. Francisco Villar Cabeza
Psicólogo Clínico. Coordinador del programa de atención a la conducta suicida del menor
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona

Las preguntas acerca de la ideación de muerte o la conducta suicida siempre han de ser progresivas y por competencias. Siempre empezaríamos identificando un malestar, y sea de forma activa (observando cambios de comportamiento y expresiones de malestar), o respondiendo una demanda directa del niño y del adolescente.

Una vez constatada la presencia del dolor, iniciaríamos la valoración de la presencia del siguiente elemento esencial del suicidio, la desesperanza. Si encontramos ambos elementos, que sabemos que son suficientes para que pueda haber ideación de muerte. En este momento debemos preguntar por esta idea. En algunos casos, si el niño o adolescente dice estar pensando en el suicidio, sería suficiente para interrumpir la valoración y acompañarle en su malestar e informarle que informaremos a sus padres de esto tan importante, para que puedan ayudarle, para ayudarle a manejar todo lo que le hace sufrir.

Como ejemplo práctico, propongo lo que podría ser una conversación con un chico de 12 tras un entrenamiento:

  • Entrenador: «¿Puedo hablar contigo un momento? ¿Cómo estás? Hace varios días que te veo cabizbajo, como desmotivado ¿Va todo bien?»
  • Chico: «Si, sí, estoy bien, no pasa nada.»
  • Entrenador: «De acuerdo, pero que sepas que somos un equipo, no solo deportivo, sabes que puedes contar con nosotros para lo que necesites.»

Unos días después...

  • Chico: «¿Puedo hablar contigo?»
  • Entrenador: «Claro.»
  • Chico: «Es que hace tiempo que...»
  • Entrenador: «Vaya… eso que me cuentas es muy duro… ¿Qué has pensado hacer?»
  • Chico: «Nada, no se puede hacer nada, no soy capaz de hacer nada.»
  • Entrenador: «Con todo esto que me cuentas ¿Has pensado que la vida no vale la pena?»
  • Chico: «Todos los días…»
  • Entrenador: «Normal. ¿Esto lo saben tus padres?»
  • Chico: «No, no quiero preocuparles»
  • Entrenador: «Me imagino, siempre tan reservado. Ya te dije que somos un equipo, y no te vamos a dejar solo en esto, yo te ayudo a hablar con ellos, de esta salimos seguro, pero juntos.»

Un entrenador no necesita profundizar más, no necesita saber si además de ideación hay planificación, si ha hecho intentos previos, no está dentro de sus competencias abordar las ideas de muerte ni trabajar en los motivos de vida, ni elaborar el plan de seguridad, pero sí puede identificarlo, validar el dolor, trasmitir esperanza y, muy importante, traspasar esa información al siguiente nivel de competencia. Un psicólogo debe entrar a fondo en todos los aspectos mencionados.

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Francisco Villar Cabeza
Dr. Francisco Villar Cabeza
Psicólogo Clínico. Coordinador del programa de atención a la conducta suicida del menor
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
Cecilia Borras
Cecilia Borràs
Psicóloga. Presidenta-fundadora
Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes (DSAS)