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El verano, una nueva oportunidad para conectar con tu hijo o hija adolescente

Recomendaciones sencillas para seguir cuidando nuestro vínculo
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Equipo Henka Centros Educativos

Madre e hija haciendo un selfie

Resumen

El verano ofrece una oportunidad para reconectar con los adolescentes a través del respeto y la confianza, negociando acuerdos que les involucren en decisiones que afectan su vida. Es esencial mostrar interés genuino por su mundo con preguntas que fomenten la confianza mutua y compartir experiencias personales para construir puentes generacionales. Proponer actividades conjuntas sin imponer permite crear conexiones auténticas, mientras que respetar su espacio y autonomía refuerza la presencia y atención que aún requieren de sus padres como referencia.
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El verano llega y nos abre un paréntesis. Una pausa en la rutina que, a menudo, imaginamos como una oportunidad para pasar más tiempo juntos, para reconectar como familia, para compartir. Pero, si tienes un hijo o una hija adolescente, quizás ya te has dado cuenta de que las cosas no son tan sencillas como antes.

Los veranos cambian. Los niños que antes buscaban tu compañía constante ahora prefieren salir con los amigos y amigas, encerrarse en la habitación o explorar su propio mundo. ¿Y tú? También has cambiado. Quizás te cuesta encontrar la manera de acercarte, de entender qué necesitan o, incluso, de no sentirte lejos, excluido o excluida.

Pero hay una cosa que no cambia: el deseo profundo, tanto tuyo como suyo, de seguir conectando. De seguir compartiendo. La clave quizás no está en forzar momentos, sino en estar de otra manera. Aquí tienes algunas propuestas para que este verano no sea solo un verano más, sino una oportunidad para vivir de verdad, juntos.

Negocia

Los horarios, las normas, las responsabilidades… son motivos frecuentes de conflicto. Pero no tienen que serlo necesariamente. Por ejemplo, negocia las salidas, no impongas, sino pacta.

Cuando das voz a tu hijo o hija, cuando escuchas su punto de vista y llegáis a acuerdos juntos estás transmitiendo respeto y confianza.

Negociar no quiere decir ceder a todo. Quiere decir hacerles partícipes de las decisiones que les afectan. Y esto, lejos de debilitar la autoridad, la refuerza desde el vínculo.

Los adolescentes necesitan espacio y autonomía para descubrir el mundo y su identidad, pero también necesitan presencia, sentir que estás presente y disponible cuando lo requieren.

Muestra interés genuino

Pregunta desde la curiosidad, no desde el control.

Preguntas como «¿Qué has hecho?», «¿Con quién has ido?», «¿A qué hora volverás?», etc., que formulamos de manera habitual, no siempre ayudan a abrir conversaciones significativas.

Te proponemos cambiarlas por otros que muestren un interés genuino por su mundo (intereses, proyectos futuros, preocupaciones, etc.):

  • ¿Qué te ha hecho reír últimamente?
  • Si pudieras hacer cualquier cosa este verano, ¿que elegirías?
  • ¿Hay algo que te preocupe y que no sepas cómo gestionar?

Cuando les preguntamos desde la curiosidad y no desde el juicio, abrimos la puerta a la confianza mutua.

Pregunta al experto

¿Cómo volver a conectar con mi hijo adolescente?

Comparte

Los adolescentes a menudo sienten que nadie les entiende. Explicarles que tú también has pasado por instantes de duda, de miedo, de ilusión, ayuda a romper la distancia generacional y a construir puentes.

Habla de ti. De tus sueños, de lo que esperabas de la vida cuando tenías su edad, de cómo te has equivocado y de lo que has aprendido. No para aleccionar, sino para mostrar tu vulnerabilidad y, con ella, tu humanidad.

Negociar no quiere decir ceder a todo. Quiere decir hacerles partícipes de las decisiones que les afectan. Y esto, lejos de debilitar la autoridad, la refuerza desde el vínculo.

Haced planes conjuntos

Propón planes sin imponerlos. Y deja que los adolescentes también propongan.

No hacen falta grandes viajes ni planes espectaculares. A veces, una tarde en la playa, cocinar juntos, mirar una serie o simplemente dar un paseo pueden ser momentos llenos de conexión real.

Lo más importante no es el qué, sino el cómo:

  • Sin presiones.
  • Sin expectativas irreales.
  • Con la única intención de pasar tiempos juntos, en libertad, de manera auténtica y no forzada y con respeto.

Pregúntales, por ejemplo: «¿Te apetece hacer algo juntos esta semana?»; «¿Te apetece elegir a ti la basura?». Y escucha su respuesta, aunque sea un «no sé».

Porque conectar no es controlar ni tener el plan perfecto; es mirarnos; es escuchar sin juzgar; es simplemente estar.

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Los adolescentes necesitan espacio y autonomía para descubrir el mundo y su identidad, sí. Pero también necesitan presencia. Aunque no lo digan, necesitan sentir que estás aquí, disponible, presente, con atención cuando lo requieran.

Tu hijo o tu hija adolescente todavía te necesita, de otro modo, quizás con más distancia, pero te continúa mirando como referencia. Porque aquello que vivimos desde el vínculo, desde la presencia, es lo que permanece por siempre jamás.

He aprendido algo con este contenido
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