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Carlota Arderiu
Hermana de una persona con trastorno del espectro del autismo

Tener un hermano con TEA

Carlota Arderiu i Pedro Arderiu

Pedro es un chico de dieciséis años a quien le gusta mucho pasear por la calle, salir a comprar chucherías, ir a la playa y, sobre todo, estar con sus hermanas, Carlota y Gabriela. Cantan canciones, miran la tele juntos, se lo llevan con las amigas a pasar el rato, ríen y se divierten, «un rol que corresponde normalmente a los hermanos y no a los padres», nos comenta Carlota. Tanto ella como su hermana apoyan a sus padres en los cuidados de Pedro, conscientes de que «a veces necesitan descansar o están atareados, y nos necesitan». Pero, sobre todo, el papel que hacen es el de hermanas de un adolescente.


Tener un hermano con trastorno del espectro del autismo puede suponer adaptar algunas dinámicas familiares. «Tenemos que estar más pendientes de él y no lo podemos dejar totalmente solo», nos explica Carlota. Ella y el resto de la familia intentan dar a Pedro herramientas y recursos para que pueda desarrollarse, pero es él quien va asumiendo y reclamando cada vez más autonomía. Ahora ya va solo a la escuela, se ha aprendido el camino para ir a visitar a la abuela y la semana pasada, incluso, cogió el autobús para ir a la piscina. También le gusta mostrar que puede participar en las tareas de la casa, y por eso de vez en cuando vacía el lavaplatos y sale a tirar la basura. Pequeños gestos que suponen grandes adelantos para todo el mundo.

Aun así, Carlota piensa con realismo en el futuro: «Pienso, sobre todo, en qué pasará cuando mis padres no estén –nos confiesa–, porque necesita muchas ayudas y no sé cómo nos podremos hacer cargo nosotras dos. Pienso en cómo lo podremos gestionar para que se sienta acompañado por nosotras, pero sin que esto interfiera en nuestras vidas profesionales o personales». 

Para Carlota, tener un hermano como Pedro le ha supuesto «un aprendizaje que otras personas no tienen», que le permite «tratar con más facilidad con las personas con discapacidad, tener un plus de paciencia y quizás también tener la mente más abierta». Ella cree que hay personas que cuando miran a su familia desde fuera piensan «pobres, qué problema más grande», pero no, para ella nunca ha sido un problema tener un hermano con TEA, sino lo contrario: «Es un chico genial, muy cariñoso, que nos quiere mucho a todos y con quien nos sentimos realmente felices».

 

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 14 de Febrero de 2023
Última modificación: 7 de Noviembre de 2023

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