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Señales de alarma de las conductas autolesivas de riesgo

En muchos casos, las conductas autolesivas pueden ser esporádicas y, por tanto, no cumplir los criterios de gravedad para establecer un diagnóstico clínico o médico. Pero el incremento en la frecuencia y el uso de distintos métodos pueden ser variables de un pronóstico negativo. Por eso, una detección y una intervención precoz pueden ser de gran utilidad para evitar que la conducta autolesiva esporádica se convierta en un problema de salud. 

En este sentido, prestar atención a algunas señales de alarma que nos pueden hacer sospechar que una persona se está autolesionando es crucial para identificar el problema en las fases tempranas.

Algunas de estas señales son:

  • Tener lesiones continuas que no se pueden explicar (cortes injustificados, quemaduras, arañazos o golpes).
  • Llevar ropa que no es adecuada para la temporada o por la temperatura, tales como jerséis en verano. 
  • Negarse a realizar actividades que impliquen cambiarse de ropa (gimnasia, natación). 
  • Usar vendados de manera habitual.
  • Mostrar o verbalizar ideas relacionadas con la autolesión (dibujos, conversaciones con compañeros, etc.).
  • Necesitar privacidad de manera frecuente.
  • Llevar encima o encontrar escondidos objetos que corten (hojas de afeitar, trozos de vidrio, tijeras, cuchillos...).
  • Pasar mucho tiempo en el baño o en la habitación. 
  • Encontrar restos de sangre en la basura.

Es importante destacar que las señales de alarma son útiles para la detección de posibles situaciones de autolesión, pero su presencia no implica necesariamente que esa persona se autolesione. Se considera un problema cuando la conducta autolesiva se convierte en una rutina frecuente.