www.som360.org/es
José Leal Rubio. Psicólogo Clínico. Consultor y supervisor en servicios de salud mental y servicios sociales.

«Urge hablar de valores, de los menos favorecidos y de los profesionales del sector social»

Teresa Bermúdez
Teresa Bermúdez Sánchez
Responsable Programa Habitatge Compartit
Sant Joan de Déu Serveis Socials - Barcelona
José Leal Rubio

¿Qué opinión tiene sobre cómo se está construyendo el relato de esta pandemia en relación a los colectivos más vulnerables?

«Cuando hablamos de los “más vulnerables" estamos reconociendo la vulnerabilidad como característica de todos en tanto que necesitamos de los otros para sobrevivir y crecer.  Ahí se funda la ética del cuidado.

Todos somos seres vulnerables y seres también vulnerados.

Los más vulnerables son, por lo general, los más vulnerados, los más heridos, los más perjudicados por las injusticias, por la pobreza, por las políticas que no atacan la desigualdad o la generan, por la falta de comida, de abrigo, de techo y por la soledad.

Los más vulnerables no son un constructo social sino la realidad de muchas, de demasiadas personas que son expulsadas del disfrute de una vida digna.

Durante el tiempo de pandemia no solo ha habido problemas sanitarios: han seguido muriendo personas en el mar, en naves industriales incendiadas o en la calle.

No veo un claro relato acerca de la pandemia y los colectivos de personas vulnerables; y es que muchos de éstos llegan al tiempo de pandemia vulnerados y a ellos se añaden otros muchos que estaban en una situación seriamente frágil. Ese relato debería señalar que la pandemia, para muchos, no es el problema sino aquello que permite verlo y lo incrementa. Porque lo que hay que hacer, además de erradicar el virus, es erradicar las condiciones que previamente a éste están generando tanto sufrimiento. 

Durante mucho tiempo se defendió que el virus afectaba a todos por igual. Era frecuente oír que el virus no distinguía de barrios ni de clase social; que todos íbamos en el mismo barco. Nada de ello es verdad.

El virus afecta más a los más pobres, a los que viven en peores condiciones. Las limitaciones que impone son mayores para quienes menos tienen. 

Tardó, por ejemplo, en aceptarse que se pudieran suavizar las condiciones del confinamiento domiciliario a aquellos cuyas condiciones de salud les dificultaba estar encerrados sin incrementar su angustia. 

El relato sanitario o sanitarista lo ha invadido todo y a remolque se han ido agregando retazos de discurso sobre los efectos sociales del virus. Pero éstos son, en mi criterio, tan o más graves. El virus pasará, con los costes de vidas humanas que sea, siempre un hecho doloroso; pero las vidas dañadas, la dignidad herida, la pobreza insultante perdurarán y sufrirán más los más desvalidos. Recordando palabras de Miquel Martí Pol en El llibre de les solituds “como ha pasado desde que el mundo es mundo y los humanos que en él vivimos nos hemos hecho los amos”.

Hay tres relatos que están siendo abandonados y que urgen: el de la ética y los valores; el de los menos favorecidos que no tienen voz; y el de los profesionales del sector social que acompañan a tantas personas con tan altas carencias y cuya voz se echa en falta.»

¿Qué tipo de apoyo debe darse a los equipos de servicios sociales para poder abordar la situación actual y la venidera?

«Si aumentan las necesidades y no se aumentan los recursos disminuye la calidad, se incrementa el sobreesfuerzo y el estrés de los profesionales que atienden a las personas. La magnitud y la novedad de los problemas de salud por efecto de la pandemia está llevando a una mayor visibilización de los profesionales sanitarios. No está pasando lo mismo con los profesionales de los servicios sociales que venían trabajando en contacto directo con tantas personas en situaciones humanas muy duras y que ven incrementado su esfuerzo por el aumento de las carencias y la fragilidad. Eso lleva a una carga mayor de trabajo, pero también de sufrimiento por empatía ante situaciones tan tremendamente dolorosas. De ellos se habla menos, ni se aplauden, ni se premian y, sin embargo, su labor es excepcional.

De aquí se desprende la necesidad de dos tipos de apoyos: el reajuste de las plantillas de profesionales a la dimensión de las nuevas necesidades y la necesidad de un apoyo emocional y, en general, de cuidados».

¿Qué estrategias se deberían contemplar desde la salud mental y desde el sector social para responder a las necesidades de las personas ahora y en el futuro próximo?

«Los servicios de salud mental arrastran, desde el tiempo de los recortes, una insuficiencia de recursos, especialmente en el ámbito comunitario. Sería hora de resolverlo.  Las tensiones del nuevo tiempo afectarán a los modos de vivir y crearán malestares cuya solución no dependerá solo, ni principalmente, del sistema sanitario sino de una acción transversal porque la salud mental no es solo un tema sanitario.  Por ello la solución no es más diagnósticos, más medicación y más psicoterapia.

Es necesario profundizar en los Derechos Humanos, en prevención, en políticas redistributivas que intenten frenar tanta desigualdad y que transformen las condiciones de vida. Que favorezcan una vida digna y la construcción de una sociedad más igualitaria, radicalmente inclusiva y en la que todos quepamos y crezcamos juntos.

Hay que desarrollar valores como la igualdad, la solidaridad, la hospitalidad, la acogida, el buen trato y la mirada atenta hacia el otro. Creo que este es el momento para reforzar los valores de la vida en común, el crecimiento colectivo y el desarrollo de los cuidados desde una perspectiva comunitaria. Y generar esperanza que, siempre y más ahora, es una exigencia ética».

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 16 de Febrero de 2021
Última modificación: 1 de Junio de 2023

Las reflexiones de José Leal Rubio, asesor y supervisor clínico e institucional en servicios de salud mental en Cataluña y otras comunidades autónomas, sobre cómo está afectando la pandemia de la COVID-19 a la sociedad y sobre qué aspectos deberíamos poner el foco como comunidad, nos aportan una mirada comprometida no solo con la salud mental sino con la ética del cuidado.

Con una trayectoria profesional amplísima en salud mental y ética, José Leal ha sido vicepresidente de la Junta Estatal de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, entre el 2012 y el 2015, entidad en la que también fue coordinador de la Comisión de Ética y Legislación de la Sección de Derechos Humanos. También ha sido miembro del Comité Consultor de Salud Mental Catalunya, de la Confederación Salud Mental España (FEAFES) y vicepresidente del Comité de Ética Asistencial en Salud Mental de la Fundació Congrés Català de Salut Mental.