Los juegos de mesa como herramienta terapéutica en la adolescencia

Un elemento aparentemente tan sencillo como un juego de mesa puede convertirse en una herramienta terapéutica, más allá del entretenimiento o diversión que pueda proporcionar. 

El juego de mesa resulta un método efectivo en el abordaje de los trastornos de salud mental en la adolescencia, ofreciendo no solamente entretenimiento, sino que también proporcionan beneficios significativos en términos de desarrollo emocional, cognitivo y social. Además, proporciona un espacio para desconectar de las presiones diarias y el estrés. La inmersión en la dinámica del juego ayuda a disminuir la ansiedad, permitiendo a los adolescentes relajarse y disfrutar de un tiempo de ocio constructivo.

Cuando son utilizados bajo la guía de profesionales de la salud mental, los juegos de mesa terapéuticos pueden integrarse como una herramienta complementaria en sesiones de terapia. El equipo terapéutico puede adaptar los juegos para abordar específicamente las necesidades de cada adolescente, aprovechando el juego como una metáfora para explorar emociones y situaciones personales.

Intervenciones grupales para estimular las habilidades sociales

Esta herramienta es, precisamente, la que utilizamos en el Plan de Servicios Individualizados (PSI Xplora) del Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil del Hospital Sant Joan de Déu Terres de Lleida y donde atendemos a adolescentes de entre 12 y 18 años con trastornos de salud mental grave o con riesgo de desarrollarlo, desvinculados de la red comunitaria y de los recursos sociales, sanitarios y educativos.  

El equipo profesional de PSI interviene desde un modelo comunitario de gestión de casos en el entorno natural del joven, observando e identificando las dificultades para dotar de estrategias al joven y su familia, con el fin de recuperar y mejorar la funcionalidad y vinculación a los diferentes recursos de la red.

Dentro de las diferentes intervenciones, se realizan sesiones grupales con los adolescentes del programa para proporcionar un espacio de interacción social que estimulen y promuevan las diferentes habilidades sociales, en un entorno seguro y de confianza.

Para ello se usan como principal herramienta diferentes juegos de mesa, según los objetivos y necesidades que se quieren trabajar.

Estas son las áreas y los juegos que recomendamos en las intervenciones:

Fomento de habilidades sociales y emocionales.

El juego de mesa terapéutico ofrece un entorno seguro para practicar habilidades sociales. A través de la interacción con otros jugadores, los adolescentes pueden mejorar sus habilidades para la comunicación, el trabajo en equipo, la empatía y el manejo de conflictos. Estas interacciones fortalecen las relaciones interpersonales y fomentan un entorno de apoyo.

• Los juegos que utilizamos son Ikonikus, Unanimo, Slapzi.

Estrategias de afrontamiento y resolución de problemas.

Implican la toma de decisiones estratégicas y la resolución de problemas, lo que puede ser beneficioso para los adolescentes que enfrentan desafíos emocionales. Al participar en estas actividades, los jóvenes aprenden a planificar, tomar decisiones y afrontar situaciones adversas, habilidades transferibles a la vida diaria.

• Los juegos que utilizamos son Halli Galli, Dobble Connect.

Estímulo del pensamiento crítico y la creatividad.  

Estos juegos desafían la mente, estimulan el pensamiento estratégico y fomentan la creatividad. Los adolescentes exploran diferentes enfoques y estrategias, lo que mejora su capacidad para pensar de manera crítica y encontrar soluciones innovadoras.

• Los juegos que utilizamos son Pictionary, Dixit, Influencer o Sospechosos Inusuales.

En resumen, el juego de mesa terapéutico emerge como una valiosa herramienta para el desarrollo y el bienestar de los adolescentes con trastornos de salud mental. Su capacidad para mejorar habilidades sociales, fomentar estrategias de afrontamiento, reducir el estrés y estimular el pensamiento crítico lo convierte en un complemento efectivo en el abordaje terapéutico. Es esencial reconocer su potencial y su papel en la promoción de la salud mental en la juventud.