www.som360.org/es

La canoterapia en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria

Esta terapia ayuda a las personas a sentirse mejor e implicarse más en su recuperación
Andrea Bracho Falcón
Andrea Bracho Falcón
Psicóloga clínica. Especialista en Intervención Asistida con Perros. Codirectora
Entrelazadogs
Mireia Bosch Falgueras
Mireia Bosch Falgueras
Psicóloga infantojuvenil. Especialista en Intervención Asistida con Perros. Codirectora
Entrelazadogs
Imagen cedida por Entrelazadogs

A lo largo de la historia se ha estudiado y comprobado la importancia y la eficacia de la presencia de los animales en la vida del ser humano. La relación con ellos, y en concreto la relación con los perros, ha ido evolucionando enormemente con el paso del tiempo y ha pasado de ser una relación meramente utilitaria (animales como herramienta de caza, protección, transporte, pastoreo, etc.) a una relación de amistad, respeto y compañía.

La Canoterapia o la Terapia Asistida con Perros (TAP), es un tipo de intervención llevada a cabo por profesionales de la salud que incorpora estos animales a sus sesiones para beneficiarse precisamente de su presencia y del vínculo que se crea con ellos y que éste actúe como reforzador, acompañe y ayude así a mantener a las personas con altos grados de motivación e implicación, lo que mejora su adherencia al tratamiento y promueve de forma directa su salud mental.

Numerosos estudios y teorías como por ejemplo la Biophilia Hypothesis, definida por Erich Fromm y más tarde y desarrollada en mayor profundidad por Edward O. Wilson ya en 1984, defiende que todos los seres humanos tenemos una afinidad innata por la naturaleza y para vincularnos emocionalmente con otros sistemas vivos, y que estar en contacto con ellos nos aporta enormes beneficios, como los que se describirán en este artículo.

Asimismo, la Antrozoología, la ciencia que se ha dedicado a estudiar las interacciones entre los seres humanos y los animales, afirma que el vínculo que nos une a ellos tiene efectos reguladores a nivel fisiológico, psicológico y social.

Gracias a este vínculo con los animales y al trabajo de los equipos profesionales, las personas hospitalizadas que realizan este tipo de intervención logran ver en los perros una figura de apoyo, una compañía genuina que no hace juicios de valor y que les anima a superarse día a día. Éstos se convierten en referentes que proporcionan seguridad y relajación en un ambiente que puede resultar difícil ya que los ingresos siempre son situaciones difíciles.

La finalidad de incorporar a los perros en el tratamiento es fundamentalmente la de acompañar a la persona para facilitar el entorno y que con la compañía de los canes se sienta menos juzgada y evaluada, y que la relación con ellos sea el motor que la impulse a querer mejorar e implicarse en su proceso rehabilitador.

Uno de los proyectos innovadores que se ha puesto en marcha en el Hospital Parc Sanitari Sant Joan de Deu Numancia ha sido, precisamente, el de Canoterapia para la planta de subagudos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) llevada a cabo por Entrelazadogs: un equipo de psicólogas y sus perros de intervención.

El trastorno de la conducta alimentaria no sólo afecta a nivel físico, las personas con este diagnóstico también sufren consecuencias negativas en las áreas psicológica, emocional y social de sus vidas, siendo las más comunes el aislamiento social, los conflictos para relacionarse con sus iguales o familiares, las dificultades para fortalecer el auto concepto y la aceptación de uno mismo, la inestabilidad emocional, la ansiedad, la baja autoestima, la poca tolerancia a la frustración y la dificultad en el control de los impulsos. Todo ello afecta directamente al desarrollo de las etapas de la vida de la persona con el trastorno. 

La finalidad del proyecto busca abordar precisamente todas estas cuestiones mencionadas anteriormente, cruciales para las personas que tienen un trastorno de la conducta alimentaria. Mediante la Canoterapia se ha procurado potenciar las diferentes intervenciones psicoterapéuticas, amenizar, facilitar y enriquecer la hospitalización, incrementar la motivación a participar en actividades en grupo y aumentar la adherencia a los programas terapéuticos, así como normalizar y desestigmatizar el trastorno de salud mental y el trabajo de los equipos de psicólogía. Con todo ello además se busca disminuir el porcentaje de recaídas.

¿Cómo son los perros que visitan el hospital?

Los grandes protagonistas de este proyecto son los perros: Black, Bamba y Bambú. Son equilibrados, tranquilos y sociables y han sido seleccionados y preparados para ser perros de intervención. Son animales que disfrutan enormemente del contacto social con las personas y tienen una gran sensibilidad ante su estado emocional. Su labor en el hospital es la de acompañar a todas las personas hospitalizadas de la planta de trastornos de la conducta alimentaria proporcionando afecto, motivación y compañía mientras las psicólogas trabajan.

Desde el año 2021 todos los miércoles entran por la puerta del hospital moviendo su rabo, felices, saludando y despertando el interés de todo aquel que se encuentren, enriqueciendo y facilitando con su presencia todo el entorno hospitalario, tanto a personas atendidas como a las personas trabajadoras del hospital.

Cuando por fin llegan a la planta 7, todos impacientes los esperan con ilusión en la puerta y corren a recibirlos, dándoles cada semana, la mejor de las bienvenidas.

La respuesta por parte de los perros es recíproca y los beneficios, bidireccionales, pues no es casualidad que los animales se muestren alegres y tan cómodos precisamente con este colectivo; ambas partes disfrutan de la compañía y las caricias.

Cuando hablamos de adolescentes con trastornos de la conducta alimentaria el estado de ánimo es muy variable y las emociones están siempre a flor de piel por lo que interactuar con los perros de esta forma les permite, sin prejuicios, vergüenza o presión social, manifestar su afecto de forma libre y espontánea. Saben que los perros no los juzgan y que aceptan a todos incondicionalmente, lo que les permite olvidarse, aunque sea por un instante, de su realidad y su malestar psicológico.

El programa tiene una metodología muy concreta. Las psicólogas de Entrelazadogs no buscan entretener, distraer o divertir a las personas hospitalizadas, sino demostrar cómo los perros solamente con su mera presencia pueden aportar grandes enseñanzas. En las sesiones en grupo aprenden sobre el lenguaje canino, su gestión del estrés, sus necesidades reales, su percepción del mundo, la forma de resolución de conflictos, sus tipologías, sus cuidados, su educación, etc. Aprendiendo sobre perros y compartiendo tiempo de calidad con ellos desarrollan una sensibilidad y capacidad de observación que les enseña a mirar más allá de sus propias necesidades y empatizar con estos maravillosos animales.

Mediante las actividades que se llevan a cabo en el programa, las personas ingresadas en esta planta aprenden y desarrollan técnicas de regulación emocional, mejoran las habilidades sociales y aumentan su tolerancia a la frustración. Los pensamientos rígidos, la necesidad de control y las creencias limitantes se ven también disminuidas cuando han generado un fuerte vínculo con los perros y estos se convierten en su principal fuente de motivación, dejando a un lado su sintomatología asociada al trastorno, conectando con el aquí y el ahora y mostrando mayor iniciativa a realizar tareas que sin la presencia del animal generarían con una alta probabilidad, un gran malestar, como por ejemplo manipular alimentos, hacer actividades donde tengan que exponerse a los demás o gestionar sus propias emociones.

En la unidad, todas las personas ingresadas tienen la oportunidad de participar en la Canoterapia. Como ya hemos mencionado, en este programa se realizan dos sesiones semanales y tienen una hora de duración cada una. Las sesiones son grupales (grupos reducidos entre 5 y 8 personas) y en ellas siempre están presentes: la psicóloga y guía del perro, el animal de intervención y algún profesional sanitario.

Para trabajar los objetivos planteados en el programa y conseguir los resultados esperados, el equipo tiene su propia metodología: las actividades y dinámicas que se realizan siempre tienen como principal protagonista al perro y todo gira en torno a él, facilitando el trabajo de las psicólogas, en las cuales recae la responsabilidad de la sesión y son quienes dirigen planifican y desarrollan cada una de las actividades del proyecto. Veamos un ejemplo.

Una de las maneras en las que se fomenta la empatía y como consecuencia, la mejora de las habilidades sociales durante las sesiones es observando, evaluando y analizando el comportamiento y el lenguaje de los perros del programa; los animales no están atados en ningún momento y eso les permite tener libertad de movimiento y poder expresarse según como se sientan. Esto ofrece a las psicólogas mucha información valiosa sobre el estado emocional del grupo y de cada una de las personas presentes en la sala, ya que el perro de forma espontánea se alejará si percibe que las personas están nerviosas o que el ambiente es hostil o por el contrario cuando se sienta cómodo, seguro y en confianza buscará de forma natural el contacto físico y la proximidad de los integrantes del grupo.

Los perros de Entrelazadogs son animales extremadamente sensibles que perciben en todo momento el estado emocional de las personas y buscan actuar en consecuencia. No es casualidad que cuando Black, Bamba o Bambú detectan que una de las personas ingresadas está con el ánimo decaído decidan tumbarse a su lado y ofrecerle su compañía.

¿Qué resultados se han obtenido?

El cambio en el estado de ánimo de los participantes en los programas de Canoterapia es uno de los aspectos más importantes a destacar en este tipo de intervención; personas que tienen dificultades para expresarse, poca iniciativa a participar, dificultades para relacionarse con las demás, que se muestran inseguras, hostiles e incluso desconfiadas logran encontrar en las sesiones de Terapia Asistida con Perros un espacio seguro, cómodo, donde prevalece la aceptación y el sentimiento de pertenencia, aspectos que favorecen el estado de ánimo positivo y por lo tanto, la recuperación. Los perros se convierten en un punto de interés común y de unión no sólo entre las personas ingresadas sino también con el personal sanitario que allí trabaja.

Para evaluar estos beneficios y poder obtener resultados significativos en el programa, se realizó un cuestionario de satisfacción pre y post intervención a todas las personas participantes para poder ver qué expectativas tenían en la actividad y qué mejoras esperaban obtener a nivel individual y de grupo. Las respuestas fueron muy interesantes, siendo la gran mayoría positivas y expresando cuestiones como: «mejora en la compenetración con las compañeras, aumentar mi autoestima, distraer la mente y estar más activa y positiva, aprender a tener más paciencia tanto con los perros como conmigo misma, entender las necesidades reales de los perros y prepararme emocionalmente para adoptar a uno, etc.».

La puntuación media ha sido de 8,4 sobre 10. Estos resultados, si bien será necesario seguir investigando y aportando mucha más información, son positivos y demuestran que una vez más, la naturaleza y el contacto con los animales proporciona beneficios en todos los niveles y que las personas que viven hospitalizadas también pueden y merecen disfrutar de ellos.

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 22 de Junio de 2023
Última modificación: 22 de Junio de 2023
Andrea Bracho Falcón

Andrea Bracho Falcón

Psicóloga clínica. Especialista en Intervención Asistida con Perros. Codirectora
Entrelazadogs
Mireia Bosch Falgueras

Mireia Bosch Falgueras

Psicóloga infantojuvenil. Especialista en Intervención Asistida con Perros. Codirectora
Entrelazadogs