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Trastornos del espectro del autismo (TEA)
¿Cómo podemos detectar a una niña con TEA en la escuela?
Muchas niñas pueden estar subdiagnosticadas aún en la edad escolar, y, a menudo, sus dificultades pasan desapercibidas tanto para padres como para educadores. A veces, un profesional de la educación puede detectar situaciones que no se dan en otros espacios donde no hay tantas demandas cognitivas y sociales en juego, y por ello es importante que se comparta información entre la comunidad escolar, la familia y los profesionales sanitarios.
La Guía de buenas prácticas con mujeres con TEA, de la asociación AETAPI, indica algunas algunas características que pueden ayudar a los docentes a detectar si una niña puede tener TEA:
- Tienen escasa iniciativa social, espontaneidad en la comunicación y pueden aislarse del grupo.
- Son particularmente desinhibidas, parecen desconocer los niveles de intimidad, teniendo conductas muy abiertas con desconocidos, como contar secretos o hacer preguntas que trasciendan la intimidad.
- Se relacionan aparentemente con normalidad, pero con dificultades para intimar, mostrar complicidad social y ser versátiles en grupos diferentes al habitual. Pueden ir de un grupo a otro sin desarrollar amistades estables en ninguno.
- Presentan crisis de angustia, llantos o berrinches de forma sostenida ante situaciones que tal vez resultan inexplicables o exageradas, y pueden ser derivadas de situaciones que la niña no puede explicar.
- Buscan lugares tranquilos, silenciosos y aislados en los recreos escolares, en situaciones sociales o en los momentos libres.
- No tienen umbrales de dolor similares a los otros niños y no se quejan cuando se lastiman fuerte, o, al contrario, sienten como amenazante cualquier roce o contacto.
- Imitan a sus compañeros de forma mecánica y poco espontánea.
- Pueden parecer egocéntricas, cuesta hacer que cambien de idea y quieren dirigir como requisito para jugar. Desarrollan amistades exclusivas y excluyentes, que no pueden ser compartidas, y obsesiones con otras niñas/niños y adultos de la escuela.
- Juegan con muñecos, personajes u objetos simbólicos, pero en realidad le dedican la mayoría del tiempo a organizar el juego, ordenar los objetos y preparar una escena, más que a jugar de forma flexible.
- Son muy inocentes, complacientes, no entienden las bromas de sus compañeros y son víctimas de picardías y bromas colectivas.
- Se obsesionan con las relaciones con adultos o niños de forma pegajosa y dependiente.
- Cuando utilizan las redes sociales o comunicaciones electrónicas, meten la pata de forma frecuente o son demasiado ingenuas, o exponen públicamente contenidos que pueden avergonzar a otros, sin que esa sea su intención. O, al contrario, pese a que todos sus compañeros utilizan medios electrónicos y digitales de comunicación, se hayan aisladas virtualmente del resto.
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