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Patologías asociadas a las adicciones comportamentales

Cuando la adicción se da junto a otro trastorno mental hablamos de patología dual, muy frecuente en las adicciones comportamentales. Por poner un ejemplo, hay estudios que dicen que hasta el 86% de los casos de trastorno por videojuegos cumplirían criterios para otro diagnóstico de salud mental. Las comorbilidades (patologías que se dan a la vez) que encontramos de manera más habitual junto a las adicciones comportamentales son los trastornos afectivos como la depresión, los trastornos de ansiedad (que puede ser más generalizada o específica, una muy frecuente es la ansiedad social o escolar), el TDAH, los trastornos de conducta o el trastorno del espectro del autismo (TEA). 

Además de darse junto a otros trastornos mentales, las adicciones comportamentales en adolescentes se relacionan con otros problemas psicológicos como el insomnio, el estrés, la hostilidad, las autolesiones o los déficits en habilidades sociales. Así como el bajo rendimiento escolar y las relaciones familiares problemáticas.

Es importante resaltar que la adolescencia es un periodo clave de desarrollo de las habilidades sociales, y el uso excesivo de pantallas puede generar una disminución de interacciones presenciales, haciendo que los jóvenes acaben siendo menos habilidosos socialmente por una falta de práctica real. Con lo cual, aumentan sus temores respecto a las relaciones y tienden a evitarlas, y se acaba desarrollando una especie de «círculo vicioso» donde no se relacionan porque no se sienten seguros y no adquieren seguridad en relacionarse porque no practican. La soledad es un factor clave para las adicciones comportamentales y para la mayoría de patologías asociadas, por lo que es conveniente tenerla en cuenta tanto en la detección del trastorno como en su prevención y tratamiento, asegurando herramientas para mejorar las habilidades sociales y oportunidades para desarrollarlas.  

Se relacionan con otros problemas psicológicos como el insomnio, el estrés, la hostilidad, las autolesiones o los déficits en habilidades sociales, y con un bajo rendimiento escolar y relaciones familiares problemáticas.

Por otro lado, se ha demostrado que puede ocasionar posibles consecuencias, sobre todo en población vulnerable, tanto a nivel físico y psicológico, como en el ámbito social, económico y legal.

  • Físicas: sedentarismo, obesidad, desnutrición, agotamiento, problemas de sueño, fatiga ocular por exceso de «luz azul», miopía, cefaleas, lesiones en las manos o en el cuello, problemas de audición, atención parcial continua, etc.
  • Psicológicas: inestabilidad emocional, sensación de actividad y control, sensación de logro, de felicidad y de reconocimiento, ansiedad, depresión, estrés y otros tipos de emociones negativas, indiferencia ante la violencia, violencia online, cambios de humor e irritabilidad, introversión o aislamiento, sentimientos de soledad, etc.
  • Sociales: agresividad y conflicto a nivel familiar, deterioramiento de las relaciones familiares y sociales, disminución del rendimiento académico, absentismo escolar, abandono de actividades de ocio o tiempo libre habituales, etc.
  • Económicos y legales: robos, delitos, apuestas ilegales, etc.