El estrés laboral afecta directamente a nuestra salud física y mental. Organizaciones y trabajadores deben colaborar para garantizar su bienestar emocional.
La desigualdad social, ya existente antes de la pandemia, no ha hecho más que agravarse debido a la misma. Ni la sociedad ni las políticas públicas deben dejar a nadie atrás.
Vivimos un momento de cambio en el abordaje de las problemáticas de salud mental. Empezamos a hablar de salud y bienestar personal y emocional y no de enfermedad.
Existen numerosos mitos y falsas creencias que se han perpetuado a lo largo del tiempo y que dificultan la aceptación de los problemas de salud mental. Desmontarlos contribuye a luchar contra el estigma.