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¿Cómo podemos prevenir la adicción a las pantallas?

Es más efectivo actuar, demostrar y dar ejemplo.
Josep Lluís Matalí Costa
Josep Lluís Matalí Costa
Jefe de Sección de Psicología y Consultas Externas. Unidad de Conductas Adictivas
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
Elena Flores Márquez
Elena Flores Márquez
Psicóloga clínica. Unidad de Conductas Adictivas del Adolescente. Área de Salud Mental
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
Prevencion pantallas faros

No todos los niños y niñas tienen el mismo riesgo de desarrollar una adicción a las TIC, la relación que generen con las pantallas dependerá en gran medida de su punto de partida. Mientras que aquellos que gozan de sólidas relaciones sociales y familiares suelen utilizar internet para reforzar estas relaciones, los niños que tienen dificultades sociales pueden a establecer amistades y recibir apoyo social online que no reciben de otras maneras. 

Por lo tanto, la prevención pasa por promover actitudes y hábitos saludables en las diferentes áreas de la vida de nuestros hijos y eso empieza por revisar nuestro funcionamiento como referentes (empoderamiento, observarse, actuar, alfabetizarse digitalmente, establecer límites y mejorar la comunicación).

Empoderamiento

La crianza genera situaciones de aprendizaje y de crecimiento constante. Así que, a pesar de que con las TIC no tengamos mucha experiencia, sí la tenemos en muchos otros temas, y por tanto, el criterio que suele ser válido para la mayoría de aspectos relacionados con los hijos es posible que se pueda generalizar a este ámbito. Aprovechemos el sentido común generado por los años de experiencia y confiemos en nuestro criterio y capacidad para hacer frente a los diferentes momentos de crisis que se puedan vivir durante la crianza. 

Empoderarse implica el desarrollo de la confianza en las propias capacidades y acciones, así como en la toma de decisiones y objetivos que nos proponemos como educadores. Es importante que los padres estén empoderados, sino las inseguridades pueden influir en las acciones, por ejemplo: que se ceda a la presión social comprando videojuegos que no son adecuados para la edad o dejando el móvil a la criatura mientras esperamos en el restaurante para evitar la pataleta.

Observarme para aprender

Es importante conocer como reaccionamos las personas adultas, cuáles son nuestros hábitos o cómo nos relacionamos con los demás. Los niños también nos observan y detectan las incongruencias entre nuestro discurso y nuestros actos.

Por ese motivo es importante poner el foco en nosotros y observar tanto cómo actuamos como la forma en que nos comunicamos con ellos y cómo gestionamos el propio malestar. Puede suceder que les pidamos cosas que ni nosotros mismos hacemos, pero lo peor de todo es que, además, podemos llegar a enfadarnos con ellos por no hacerlo generando consecuencias en el vínculo y en su autoestima. Todo el mundo puede tener dificultades para alcanzar los objetivos y la perseverancia y el autocontrol; son habilidades de maduración tardía en el desarrollo humano. 

Así que si pretendemos poner algún limite es interesante, por un lado, observar si nosotros mismos lo podemos asumir, y por otro lado, acompañarlo de cierto control del entorno para favorecer el autocontrol (por ejemplo, no tener el wifi encendido de noche o instalar el ordenador en una zona común de la casa). 

Hablar menos, actuar más

Si únicamente repetimos el mismo discurso una y otra vez, difícilmente las cosas van a cambiar. Dar la información y explicar la norma es imprescindible, pero decirla constantemente no asegura el éxito. Es más efectivo actuar, demostrar y dar ejemplo

Por este motivo es importante promover un uso responsable de las TIC para toda la familia y establecer unos límites de tiempo de ocio tecnológico familiar (no solo para el joven). 

Alfabetización digital

Si no conocemos el entorno digital no podemos entender y lo que no entendemos genera distancia, miedo e incluso rechazo. Además, si ellos piensan que no lo entendemos o que no nos interesa se alejan y se aíslan, pierden el interés en comunicar y compartir. Por lo tanto, parece importante acercarnos, informarnos, interesarnos por saber qué hacen, cómo lo hacen, con quien, qué les aporta.

Por otra parte, si no conocemos el medio difícilmente podremos prepararlos para desarrollarse en un entorno digital seguro. La alfabetización digital no solo consiste en saber utilizar un aparato digital, sino también en entender y aplicar cómo este uso puede hacer que nuestra vida mejore o que seamos más productivos y eficientes con ella. 

Lo ideal con la aproximación a las pantallas es hacer una aproximación gradual, de menos a más, acompañando este aprendizaje cómo hacemos con el resto, generando autonomía de manera progresiva y educando en el manejo de las nuevas tecnologías desde la infancia. 

Como pautas generales, se aconseja elegir cuidadosamente los juegos y aplicaciones teniendo en cuenta el momento evolutivo, acompañarlos en esta actividad, advertir de los peligros de contactar con desconocidos, dar datos personales o descargar programas sospechosos, establecer momentos y lugares de uso, y permitir el ocio tecnológico como recompensa y no como derecho adquirido. 

Los limites son necesarios, pero no suficientes

Los niños y niñas deben crecer en un entorno que permita predecir con cierta seguridad lo que pasará, esto les da confianza y permite reducir los niveles de estrés, entre otras cosas. Por eso las rutinas y los límites son imprescindibles, además deben saber que ciertas conductas están permitidas y otras no. Los padres y madres tienen un papel clave como figura de autoridad y guía generando este entorno previsible y seguro. 

Además, será necesario para un desarrollo saludable fomentar el pensamiento crítico a través de preguntas, exponiendo incongruencias, … de esta forma se ayuda a reflexionar sobre que contenidos son adecuados para ellos. 

Mejorar la comunicación

Escuchar y procurar entender cómo se siente el otro, animando al niño o joven a dar su punto de vista sin juzgarlo desde la aceptación total del otro es la clave para establecer una buena comunicación. Lo ideal es establecer el hábito desde pequeños para favorecer la comunicación abierta entre todos los miembros de la familia. 

Si se espera a la adolescencia se corre el riesgo de que se muestren más herméticos y repercuta en el vínculo y la seguridad (si tienen dificultades o se peonen en riesgo, es menos probable que recurran a nosotros). 

 

Este es un artículo original del 12º Informe FAROS «Una mirada a la salud mental de los adolescentes - Claves para comprenderlos y acompañarlos».

Considero que he aprendido algo después de leer este contenido.
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Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 6 de Marzo de 2023
Última modificación: 6 de Marzo de 2023
Josep Lluís Matalí Costa

Josep Lluís Matalí Costa

Jefe de Sección de Psicología y Consultas Externas. Unidad de Conductas Adictivas
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona
Elena Flores Márquez

Elena Flores Márquez

Psicóloga clínica. Unidad de Conductas Adictivas del Adolescente. Área de Salud Mental
Hospital Sant Joan de Déu Barcelona