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Escuchadores de Voces: comprender y acompañar

Grupos de personas que escuchan voces comparten su experiencia para facilitarse ayuda mutua
Maria Prats
María Prats Pidemunt
Psicóloga, formadora y técnica de proyectos por vocación
Federació Catalana d'Entitats de Salut Mental en 1ª Persona – VEUS

Mi descubrimiento de los grupos de Escuchadores de Voces fue gracias a Mireia. Hablar sobre estos grupos sin hablar de ella, para mí, no tendría sentido. Mireia es, entre tantas otras cosas, la madre de Sara, una chica de 21 años que escucha voces desde los 15 y que no ha encontrado un tratamiento para conciliar una vida sin sufrimiento. Sara no es un caso aislado. No es la excepción que confirma la regla. Sara es la regla y Mireia no contemplaba aceptarlo sin luchar. Acudió a mí en noviembre de 2019 en función de técnica de proyectos de la Federación Catalana de Entidades de Salud Mental en 1a Persona (Federación Veus): «Mi hija escucha voces desde los 15 años, toma muchísima medicación y aun así escucha las voces y vive muy angustiada. No sale de casa, no va a la escuela, lo pasa realmente mal y no sé como ayudarla. He leído sobre los grupos de Escuchadores de Voces y quería saber si tenéis alguno funcionando en Barcelona».

Me sentí perdida. Quería saber para acompañarla y en ese momento no sabía nada. Así se lo dije a Mireia y seguimos al teléfono mientras ella me contaba cómo era un grupo de Escuchadores de Voces, cómo funcionaban y de dónde venían. Me sentía totalmente dentro de la historia, de cada concepto y cada razonamiento que Mireia me exponía con el dominio propio de una profesional o, en este caso, de una madre desesperada por ayudar a su hija. Le pedí que me mandara toda la información que tuviera y me comprometí a volver a contactarla en cuanto hubiese podido estudiar la información. Una semana más tarde volvíamos a estar entregadas a la conversación sobre los grupos de Escuchadores de Voces y empezamos a dibujar la idea de crear nuestro propio grupo, el tercer grupo de Catalunya y el primero de Barcelona. El 30 de junio de 2020, el grupo abría sus puertas. En noviembre de 2021, después de dos años, mucho esfuerzo, ilusión y momentos inigualables con Mireia y con todas las personas que han dedicado su tiempo al proyecto, estoy aquí con el deseo de que este artículo sea para ti lo que Mireia fue para mí: el descubrimiento de los grupos de Escuchadores de Voces.

El fenómeno de escuchar voces, o las alucinaciones auditivas, en ausencia de un estímulo externo que las cause ha despertado y despierta mucho interés tanto en académicos como en la población en general. Es un hecho intrigante e, incluso con las investigaciones realizadas, enigmático. Esto genera una necesidad de obtener conocimientos para comprender mejor el fenómeno, no solo por el conocimiento en sí, sino para llegar a intervenciones que sean efectivas para su tratamiento, de manera que quien vive con este tipo de experiencias pueda tener calidad de vida.

El origen de los grupos de Escuchadores de Voces

Los grupos de Escuchadores de Voces empiezan a constituirse a finales de los años 80 en Holanda y el Reino Unido, y surgen inspirados en el trabajo de Marius Romme, psiquiatra social holandés. Romme trataba a personas que escuchaban voces y sufrían por ello. Gracias a un caso en particular, con quien la medicación estaba fracasando, decidió probar una cosa diferente. Puso en contacto a esta paciente con otro paciente que también escuchaba voces. Comprobó que entre ellos existía un reconocimiento mutuo y que les servía de apoyo. Esto no le pareció suficiente y decidió buscar a otras personas que escucharan voces y tuvieran un mejor afrontamiento. Fue por ello por lo cual hizo un llamamiento en la televisión holandesa en 1987. Esto le dio acceso a personas que escuchaban voces pero que no habían tenido nunca contacto con los servicios de salud mental. Eran personas sin ningún diagnóstico ni tratamiento psiquiátrico que podían convivir con sus voces sin que les supusieran un problema.

Comprobó que estas personas podían hacer frente a sus voces y convivir con ellas, mientras que la mayoría de personas que él trataba tenían un gran sufrimiento asociado al hecho de escuchar voces. Decidió entonces organizar encuentros entre estas personas para conocer sus experiencias. Observó que cuando estas personas se reunían y hablaban entre ellas, se entendían mucho mejor que cuando hablaban con los profesionales, y que el problema no era tanto el hecho de escuchar voces sino la relación que la persona establecía con ellas y la manera de afrontarlas.

Cuando estas personas se reunían y hablaban entre ellas, se entendían mucho mejor que cuando hablaban con los profesionales

Fruto de estos encuentros se establecieron los primeros grupos y asociaciones de Escuchadores de Voces (Foundation Resonance en Holanda y Hearing Voices Network en el Reino Unido), en su mayor parte formados por personas que escuchaban voces. También participaban profesionales, pero con un rol diferente al habitual, siendo fundamentalmente facilitadores de los grupos y personas de apoyo. El profesor Romme continuó realizando investigaciones y estudios sobre el tema, generando en todos estos años una gran cantidad de conocimiento que ha plasmado en sus libros y artículos con un planteamiento innovador y revolucionario.

Una característica principal de este planteamiento es el eje desde el cual se posiciona, que considera a la enfermedad mental como una incapacidad para gestionarse adecuadamente en la sociedad. Desde esta perspectiva se afirma que la amenaza a la salud mental se encuentra en la dificultad para afrontar situaciones estresantes significativas, sumado a inconvenientes interpersonales o sociales que abruman a la persona. Esta posición responde al modelo de recuperación y no busca únicamente erradicar las voces con la ayuda de productos farmacéuticos (Runciman, 2016).

De este modo, uno de los objetivos principales que plantean los pioneros de esta intervención, Romme y Escher (2005), es llegar a explicitar la relación que existe entre la historia personal de cada persona y las voces que escucha. Con esto, se espera poder sustraer estas voces del campo de la psicopatología para situarlas dentro de la problemática vital de la persona. Esta acción es valorada como sumamente liberadora (Romme y Escher, 2005).

Este aprendizaje está diseñado, no para reducir la experiencia de escuchar voces per se, sino para reducir el poder percibido de las voces para angustiar o dañar.

Otro objetivo al cual apunta el planteamiento de estos grupos es «desmitificar las voces». En esta línea, Romme y Escher (2005) no niegan que el hecho de escuchar voces no sea una experiencia fuera de lo usual, sin embargo insisten en que este fenómeno no implica una explicación extraordinaria. Los estudios epidemiológicos hablan de que más de un 2% de la población general escucha voces, y de estas personas, tan solo un tercio presenta alteraciones psicopatológicas significativas que las lleven a pedir ayuda profesional (Tien, 1991).

Un tercer objetivo es modificar las creencias erróneas sobre las voces a través de las experiencias de aprendizaje organizadas por el grupo. Este aprendizaje está diseñado, no para reducir la experiencia de escuchar voces per se, sino para reducir el poder percibido de las voces para angustiar o dañar.

¿Cómo funcionan los grupos de Escuchadores de Voces?

Llegados a este punto solo nos quedaría perfilar cómo funciona exactamente un Grupo de Escuchadores de Voces. Las directrices son pocas. Es necesario un grupo de personas que compartan la experiencia de escuchar voces y la presencia de un o dos profesionales. La función de los profesionales es de facilitadores, intentando posibilitar un clima cálido, seguro y respetuoso para que los diferentes miembros del grupo puedan hablar de sus experiencias con total libertad. Como facilitador, la principal función es no tratar de imponer las propias creencias a los miembros del grupo. A su vez, tratar de fomentar el debate y el diálogo, intentando que este sea fuente de esperanza (Hidalgo, 2020).

Dentro de esta metodología abierta, lo que marca el camino para el correcto funcionamiento de cualquier grupo de Escuchadores de Voces son los objetivos específicos:

  • Apoyar a las personas que escuchan voces.
  • Fomentar la discusión (puesto que estimula la aceptación de la experiencia de escucha de voces y ayuda a cultivar una identidad saludable).
  • Conseguir una mejor relación con las voces (una relación más asertiva y de negociación).
  • Explorar los posibles significados de las voces.
  • Acompañar a las personas a encontrar afirmación y validación, y así reconocer su propia situación en las experiencias de los otros.
  • Facilitar el diálogo (puesto que mientras que la evitación puede evocar sentimientos de impotencia y ansiedad, el diálogo puede reducir el aislamiento y el miedo).
  • Ayudar a identificar patrones (por ejemplo, relacionar los sentimientos negativos con una voz negativa).
  • Convertir la disfuncionalidad del proceso de escuchar voces en funcional.
  • Transmitir esperanza.

Al inicio del artículo hablaba de Mireia y de Sara, mi introducción al mundo de los grupos de Escuchadores de Voces y el motivo de que me encuentre entre estas líneas. Ahora que estamos terminando quiero hablarte a ti. Mientras que muchas personas que escuchan voces tienen experiencias reconfortantes, agradables o neutras, otras se ven abrumadas con experiencias de miedo o angustia. Cuando esto pasa, la idea de encontrar maneras de dar sentido y afrontar las propias voces puede parecer extraña, espantosa o irreal. Si me estás leyendo y te sientes identificada con esta situación, o crees que alguno de tus seres queridos puede estar sintiéndose así, contacta con una asociación que pueda ofrecerte este recurso de apoyo.

En momentos como estos, escuchar a personas que recorren o han recorrido un trayecto similar y pueden compartir la sabiduría que han aprendido a lo largo del camino es muy reparador y alentador. Estos grupos se ponen en marcha para vosotras, para ofrecer herramientas y estrategias para recuperarse, con la ayuda mutua y la certeza que se puede convivir de una manera menos conflictiva con las voces o con otras experiencias inusuales como notar presencias o tener visiones.

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 1 de Diciembre de 2021
Última modificación: 1 de Diciembre de 2021
Maria Prats

María Prats Pidemunt

Psicóloga, formadora y técnica de proyectos por vocación
Federació Catalana d'Entitats de Salut Mental en 1ª Persona – VEUS
Bibliografía
Runciman, O (2016). Escuchadores de voces: Un cambio de paradigma para la esquizofrenia. Revisión Enfermedad Salud Mental , 5 , 22-26.
Romme, M. y Escher, S (2005). Dando sentido a las voces: guía para los profesionales de la salud mental que trabajan con personas que escuchan voces. Madrid: Fundación para la investigación y el tratamiento de la esquizofrenia y otras psicosis.
Tien, A. Y (1991). Distributions of Hallucinations in the Population. Social Psychiatry and Psychiatry Epidemiology , 26 (6) , 287-292.
Hidalgo, C (2020). De los que escuchan voces: Abordaje desde una experiencia grupal. Madrid: Editorial Académica Española.