Es esencial hacer una buena evaluación de los síntomas y disponer de varias fuentes de información para el diagnóstico. Por lo tanto, la información que puedan aportar los padres o los cuidadores principales del menor, los profesionales docentes y cualquier persona que mantiene una relación estrecha con él es muy valiosa.

La entrevista clínica es la principal herramienta que tenemos los profesionales de la salud mental para evaluar el estado depresivo del menor.

Los síntomas se tienen que manifestar la mayor parte del día, casi cada día, con una duración de al menos dos semanas. Como mínimo, tiene que tener dos de los tres síntomas considerados típicos de la depresión: ánimo depresivo, pérdida de interés y de la capacidad para disfrutar y aumento de la fatiga. Además, estos síntomas tienen que repercutir en la vida diaria del niño o adolescente y no mejoran con las actividades que habitualmente le gustan y le hacen disfrutar. La depresión puede llegar a ser altamente incapacitante y provocar un gran malestar.