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Patologías asociadas al TDAH

El TDAH se ha identificado como un trastorno extremadamente heterogéneo desde el punto de vista clínico, con altas tasas de comorbilidad con otros trastornos. Se estima que alrededor de un 40-80% de los niños y niñas con TDAH presentan una condición comórbida asociada, que a menudo persiste en la edad adulta. La comorbilidad más frecuente es el trastorno negativista desafiante (TND), seguido por los trastornos de conducta y los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad. 

Se observan, además, otras dificultades asociadas al trastorno que interfieren negativamente en el ámbito familiar, escolar y social del menor:

Dificultades en las relaciones sociales

Los niños y niñas con TDAH, debido a la sintomatología conductual asociada, a menudo muestran dificultades en el desempeño social. Parecen ser compañeros de juego menos atractivos y tienden a ser rechazados por sus compañeros. Los menores con una presentación combinada suelen ser más agresivos e intrusivos durante la interacción social, mientras que los  inatentos suelen parecer despistados y muestran una peor memoria en las interacciones sociales.

Dificultades de aprendizaje y rendimiento académico

También es frecuente encontrar fracaso escolar o problemas de aprendizaje asociados al TDAH. Acostumbran a tener calificaciones más bajas en las pruebas estandarizadas de desarrollo académico a pesar de tener una capacidad intelectual similar a la de niños con desarrollo neurotípico. Se estima que las personas con TDAH tienen tres veces más probabilidades de repetir curso y menos de la mitad de probabilidad de alcanzar estudios secundarios en comparación con la población general. Se calcula que un 20-25% de los niños y niñas con TDAH presentan un trastorno del aprendizaje asociado. 

Déficit en la autorregulación emocional

El déficit en la autorregulación emocional se caracteriza por una modulación de las respuestas emocionales pobre, déficit en la autorregulación de la activación fisiológica provocada por las emociones intensas, dificultad en la inhibición de conductas inapropiadas en respuesta a emociones fuertes (positivas o negativas), dificultad en la reorientación de la atención de las emociones fuertes y desorganización de la conducta coordinada en respuesta a la activación emocional. Diversos estudios sugieren una fuerte asociación entre el TDAH y la desregulación emocional. Se ha demostrado que el déficit de regulación emocional de los niños y niñas  con TDAH genera una disfunción social significativa, manteniendo relaciones interpersonales más perturbadoras (emocionalmente explosivos, baja tolerancia a la frustración y poco atentos a las señales sociales). Sin duda, estas dificultades tienen un impacto negativo en los menores y sus familias. Por eso es importante focalizar el funcionamiento emocional dentro del plan de intervención.