No es un diagnóstico como tal, sino que sirve para indicar que una persona, normalmente jóvenes de entre 14 y 25 años, tiene más probabilidades de desarrollar psicosis.
La mayoría de las personas empiezan a recuperarse a las pocas semanas o meses de haber empezado el tratamiento después de un primer episodio psicótico. La mayoría de los síntomas son entonces menos intensos o, incluso, algunos suelen desaparecer.
Algunos de los factores de riesgo para desarrollar psicosis son los antecedentes familiares de psicosis, las complicaciones obstétricas, haber sufrido un trauma en la infancia, la presencia de estrés y los acontecimientos vitales estresantes,
Los síntomas negativos son aquellos que nos indican un empobrecimiento de la personalidad de la persona, afectando a su estado anímico y a sus relaciones sociales.