Aunque muchos servicios sanitarios se esfuerzan por erradicar el estigma y la discriminación, los prejuicios que sufren algunas personas con problemas de salud mental siguen presentes. 

Algunas conductas discriminatorias en la atención sanitaria son: 

• Una atención basada en la expectativa de que las personas con trastornos de salud mental son inestables, incapacitadas para llevar una vida normalizada y que no se recuperarán.
• Derivación de la persona a otros profesionales (rechazo).
• Uso de expresiones discriminatorias.
• El infradiagnóstico, influenciado por ciertos estereotipos vinculados a la salud mental. 
• La intromisión: ejercer una presión en la regulación de diferentes aspectos de la vida de las personas atendidas.
• La sobreprotección o control.
• La exclusión en la toma de decisiones.
• La coerción, presión ejercida sobre una persona para que actúe según los deseos o la voluntad de la primera.