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Mi hijo se come la tierra. ¿Tiene un trastorno?

La pica, un trastorno de la ingesta y la conducta alimentaria poco conocido
Anna Huguet

Dra. Anna Huguet Miguel

Adjunta al jefe de Área de Salut Mental Infantil y Juvenil
Sant Joan de Déu Terres de Lleida
Pica

La pica es un trastorno de la ingesta y la conducta alimentaria de la infancia. El término «pica» proviene del latín y hace referencia a la urraca, ave de la familia de los cuervos conocida por su apetito voraz y por comer un amplio rango de sustancias que no son propiamente alimentos.

La pica se caracteriza por el consumo compulsivo y persistente, es decir, no esporádico, de sustancias que no son nutritivas y son incomestibles. Para considerarse pica este consumo debe darse durante al menos un mes.

Los materiales que acostumbran a ingerirse y a estar relacionados con la pica, entre otros, son:

  • Tiza
  • Ropa
  • Tierra
  • Pelo
  • Papel
  • Piedras
  • Champú

Muchos niños y niñas pequeños se ponen materiales en la boca. Es un comportamiento común en los primeros meses de edad y forma parte del proceso de descubrimiento del entorno en los primeros dos años de vida. Se considera que este comportamiento está fuera de lo normal a partir de los 18-24 meses de edad, tanto si se traga el material como si no.

Se desconocen las causas completas del trastorno, pero hay algunos factores que se interrelacionan y están involucrados en el desarrollo de este trastorno:

  • Deficiencias nutricionales de hierro o zinc.
  • Conductas de estimulación sensorial como refuerzo o placer en la sensación. En este caso, está frecuentemente asociado a trastornos del desarrollo o al trastorno del espectro del autismo o discapacidad intelectual, observándose también dificultades para comprender y diferenciar entre objetos comestibles y no comestibles.
  • Un origen sociocultural y religioso. En la cultura y la religión, la pica ha sido transmitida generación tras generación en algunos lugares y culturas del mundo como una práctica médico-mágico-religiosa. Se ha observado este comportamiento en la cultura africana, en algunas tribus indígenas, en Latino América y en Escandinavia, entre otros.
     

Hay pocos estudios epidemiológicos que permitan saber la prevalencia de la pica, especialmente entre personas adultas. En el caso de los niños, diversos estudios estiman que la pica afecta entre un 10 y un 32% de los niños y niñas entre los dos y los seis años.

Los estudios existentes también coinciden en una mayor presencia de este trastorno de la conducta alimentaria en familias de entornos socioeconómicos bajos. También se ha trazado una relación de la pica con personas menores que presentan un retraso global del desarrollo, autismo y discapacidad intelectual.

¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene pica?

La pica se diagnostica en base a distintas características o criterios:

  • Presencia de un consumo persistente de uno o más materiales no comestibles al menos durante un mes.
  • Presencia de problemas físicos que pueden estar vinculados a la pica: dolor abdominal, vómitos, sangre en las heces, problemas intestinales, estreñimiento y diarrea.
  • Cuando la ingesta de sustancias no nutritivas y no alimentarias es inapropiada al grado desarrollo de la persona.
  • Cuando la conducta no forma parte de una práctica culturalmente aceptada en el entorno de esta persona.

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¿Cómo se diagnostica la pica?

Cuando se realiza el diagnóstico, y a criterio del o la pediatra, es recomendable realizar un seguimiento del estado de salud de la persona puesto que la pica puede conllevar diversos riesgos para la salud:

  • Problemas nutricionales.
  • Déficit electrolítico, que se presenta cuando la concentración de sodio en la sangre es anormalmente baja.
  • Erosión dental, que puede incluir decoloración o desgaste de las piezas dentales y sensibilidad dental.
  • Complicaciones gastrointestinales, como infecciones por parásitos, estreñimiento o diarrea.
  • Toxicidad.
  • Anemia, falta de hierro en sangre.

En general, se acostumbran a realizar análisis de laboratorio para determinar la causa de la pica, así como exámenes parasitológicos con el objetivo de minimizar los riesgos físicos. En algunos casos se prescribe terapia sustitutiva de hierro, si hay anemia, o de zinc, si se detectan niveles bajos de este nutriente. En ocasiones, también se recomienda una evaluación por parte de un nutricionista para conocer y abordar los hábitos alimentarios, especialmente en casos de alta selectividad alimentaria. Además, como enfoque terapéutico se incluye una evaluación y un abordaje conductual para identificar los desencadenantes de la pica. Las intervenciones conductuales incluyen el control ambiental, la promoción de estrategias alternativas, la promoción de estrategias de reducción de la conducta y estrategias de reforzamiento diferencial (dejar de reforzar, o extinguir, las conductas inapropiadas relacionadas con la pica y reforzar las conductas alternativas e incompatibles en relación a la conducta problemática).