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«Siempre puedes dejarlo para mañana»

Carmen Tejedor impulsó el primer programa de prevención del suicidio en España desde el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau
SOM Salud Mental 360
Redacción
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Hace 20 años nadie hablaba de ello, los medios de comunicación apenas prestaban atención al fenómeno y no había campañas de concienciación sobre la prevención del suicidio. En ese escenario en el que el tabú pesaba como una losa, se puso en marcha el primer programa de prevención del suicidio desarrollado en España desde el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona. Aunque había alguna experiencia en Galicia, que registraba una cifra de muertes por suicidio elevadas, se considera el programa de Sant Pau como el primero que sentó las bases de las futuras estrategias desarrolladas desde otros centros y desde la administración pública catalana, igualmente pionera en Europa al implementar el programa Codi Risc Suicidi en 2014.

Liderados por la añorada psiquiatra Carmen Tejedor, un equipo multidisciplinar de profesionales del Servicio de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau inició, a finales de los 90, el Programa de Prevención del Suicidio y Programa de Atención al Superviviente, un proyecto de atención integral que sigue activo tanto en el hospital como en el Centre de Salut Mental (CSMA) Dreta de l’Eixample i Camp de l’Arpa, de Barcelona. «En el Servicio de Psiquiatría llevábamos años recogiendo datos de personas que presentaban ideación suicida y/o habían presentado alguna tentativa», explica Judit Farré Berrecosa, enfermera de salud mental y estrecha colaboradora de la doctora Tejedor. «El Programa de Prevención de la Conducta Suicida de la Dreta de l’Eixample lo pusimos en marcha en colaboración con CPB Serveis de Salut Mental, otra entidad proveedora de servicios que compartía área de influencia con las personas que eran atendidas en Sant Pau», recuerda Farré.

La doctora Tejedor fue durante años una voz autorizada en la prevención del suicidio gracias a su gran conocimiento del fenómeno y la experiencia del propio programa que desarrollaron en Sant Pau. «Los objetivos del programa incluían los puntos clave a nivel de prevención y seguimiento que ya se daban en políticas de salud de otros países a nivel europeo», rememora Judit Farré, «daba mucha importancia a la sensibilización, a que la población general conociera el suicidio, que dejara de ser un tema tabú y consideraba la atención primaria una pieza clave del sistema de detección y de seguimiento a posteriori». El convencimiento de esta sensibilización necesaria se respiraba en cada una de las intervenciones de Carmen Tejedor en los medios de comunicación, que son numerosas y ricas en reflexiones que siguen más vigentes que nunca.

Nadie ha conseguido reducir la mortalidad por suicidio en el mundo. Las tasas por suicidio son aburridamente estables en todos los países. Lo que sí hemos podido hacer es que los que intentan suicidarse (...) no repitan el intento.

Carmen Tejedor (Suicidios, la ley del silencio, La 1)

«Creo que la sensibilización de la sociedad es básica», reflexiona Judit Farré, «hablar del suicidio de forma directa y profesional ayuda a prevenirlo. En este sentido, los medios de comunicación son muy eficaces en dar a conocer la realidad suicida». La formación de los profesionales de la salud en todos los niveles de atención (primaria, urgencias, hospitalización, geriatría…), es para Farré otro pilar importante.

Tenemos que conocer bien los factores de riesgo y detectar a las personas más vulnerables.

Judit Farré

En este sentido, el papel de la enfermería se posiciona clave tanto en la detección como en el apoyo a personas en riesgo por la relación de proximidad y confianza que las enfermeras establecen con las personas que atienden. 

La formación y sensibilización es, además, especialmente importante en el caso de profesionales que son clave en la comunidad como los docentes, educadores, técnicos sociales, cuidadores, cuerpos de seguridad, etc. Estos profesionales pueden detectar conductas de riesgo y tenemos que ser capaces de ayudarles para que sepan cómo actuar y dirijan estos casos al centro de salud».

Beneficios demostrados en el seguimiento 

Judit Farré destaca del programa cómo se trabajaba en aspectos como la detección precoz de la ideación suicida; en optimizar los recursos asistenciales existentes, creando circuitos de atención específica a pacientes con riesgo suicida; en efectuar una intervención psicoeducativa en la comunidad para modificar las actitudes sociales ante las conductas autolíticas; en informar sobre los factores de riesgo y desestigmatizar dichas conductas y en disminuir las primeras tentativas suicidas, las recidivas y aumentar la supervivencia, ofreciendo un mayor seguimiento y contención. «Ofrecíamos un seguimiento individual», explica, «de mayor o menor frecuencia dependiendo de la gravedad del caso, así como un seguimiento grupal, utilizando técnicas en aquel momento muy innovadoras como el mindfulness.»

En el programa se desarrollaron iniciativas en aquel momento innovadoras porque nadie las había puesto en marcha. Se hizo con un equipo, tanto en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Hospital de la Santa Creu i Sant Pau como del CSMA Dreta de l’Eixample, que se implicó totalmente en los objetivos y que ha sabido mantener el mismo espíritu de sus inicios. Entre las iniciativas que se pusieron en marcha destaca la difusión de información de salud y recursos de atención inmediata para las personas en riesgo a través de medios audiovisuales, una forma de llegar a las personas que «no provocó un efecto contagio ni una sobredemanda asistencial, sino un aumento las consultas por ideación suicida, ya sea por la intervención de la asistencia primaria, por iniciativa propia de quien tenía esa idea o de sus familias. Y ese es el primer paso para la prevención», valora Judit Farré. El programa también puso a disposición una página web que ofrecía recursos tanto para profesionales, como para personas que estaban en riesgo, teléfonos de ayuda y la posibilidad de enviar preguntas o dudas que respondían Carmen Tejedor y Anna Díaz, también psiquiatra.

Nuestro lema era: Siempre puedes suicidarte mañana. Preguntar, hablar y ganar tiempo es clave. 

Carmen Tejedor (Suicidios, la ley del silencio, La 1)

Fueron años también de evaluar los resultados del programa. «Entre 2005 y 2007 realizamos una evaluación sistemática de los resultados del programa que mostró la efectividad de las estrategias diseñadas. El estudio comparaba si había diferencias significativas entre las personas que se habían podido beneficiar del seguimiento del programa con las que no habían tenido acceso al mismo, valorando variables como la necesidad o no de ingreso o el número de repeticiones de las tentativas. En ambos casos, quienes habían asistido al programa presentaban una puntuación menor, lo que evidenciaba que el seguimiento ofrecía un entorno de contención», detalla la enfermera.

Carmen Tejedor,izquierda, y Judit Farré, fueron pioneras en el abordaje de la prevención del suicidio en España

La doctora Carmen Tejedor y sus colaboradores creían firmemente en la importancia del apoyo mutuo, del acompañamiento a las familias. Este convencimiento propició que colaboraran y asesoraran en el nacimiento de una tipología de asociación familiar que ya existía en otros países y que sirven de apoyo a los supervivientes de las muertes por suicidio. Así ocurrió con el nacimiento de Después del suicidio –Asociación de supervivientes, en 2012. «Ambas teníamos muy claro que el protagonismo era de los supervivientes y que, en todo caso, estaríamos siempre que nos necesitaran», añade Farré. Posteriormente se han ido creando otras asociaciones similares en España que obedecen a la demanda y necesidad de los supervivientes de información, de apoyo y de acompañamiento tras la pérdida. Para Judit Farré el asociacionismo es importante porque cubre unas necesidades que, desde el marco profesional, no siempre es posible atender: «El futuro está en poder trabajar de una forma complementaria».

Dos décadas después, la tasa de muerte por suicidio en España, efectivamente, apenas ha cambiado, como ya auguraba la doctora Tejedor. Es la primera causa de muerte por causa externa no natural, con una tasa de muerte de 8,5 por cada 100.000 habitantes, según datos de INE. Pero ya nadie duda de la necesidad de invertir en estrategias de prevención y seguimiento. En esto, el equipo del Servicio de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau se esforzaron en hacer las cosas de otra manera y asentó las estrategias de prevención y seguimiento de tentativas que unos años después se han ido generalizando en nuestro país.

Este contenido no sustituye la labor de los equipos profesionales de la salud. Si piensas que necesitas ayuda, consulta con tu profesional de referencia.
Publicación: 9 de Septiembre de 2020
Última modificación: 9 de Septiembre de 2020

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En el histórico, no muy lejano, de los inicios del tratamiento precoz del suicidio y su prevención en España, cabe resaltar el nombre de la Dra. Carmen Tejedor del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. Junto a un equipo multidisciplinar y basándose en experiencias de otros países, contribuyeron a empezar a desestigmatizar la muerte por suicidio, a dar espacio a las otras víctimas, a las familias, a los que se quedan. Su visión fue el germen de proyectos que vinieron años más adelante y que han ido demostrando su eficacia como el Codi Risc Suicidi de Cataluña. Judit Farré, enfermera en salud mental y colaboradora en aquellos años del proyecto, nos narra parte de la experiencia compartida.